pájaro sobre el mar

pájaro sobre el mar

I - cierras los ojos

“I”

cierras los ojos
este planeta ha encontrado un sentido en el ruido
de los voladores el cielo se ha cubierto de falsas
luces bellas has reído un momento y les has dado
la espalda sudor frío
la próstata hinchada por abusos vernales
mientras tanto el tedio desinfecta las armaduras
de los guerreros
verano
atraviesas el campo de batalla
bajo miradas pródigas o austeras
los hombres siguen fríos bajo el sol del verano
playa
como la ves desde la butaca y los ojos
cerrados
unos pechos se adelantan siempre
preguntando algo
pródigo sol pródigo mito
de esas cuartas de piel escondida
sobre la arena no descansas fijamente
miras esa línea donde todo se encierra
porque algo duro bajo el pantalón
te lo grita
nada cambiará porque traerás del mar
unas algas enroscadas al cuello
y reirás tu batalla vencida
verano
piel y arena junto al mar dormitando
nadie aguarda
un ciego
grita su grito tan sólo los hombres
alrededor son sonidos confusos
en la mano
los papeles quieren partir tras las hojas primeras
del otoño
más allá los hombres son devorados
por las olas
agua
en pupilas feroces en charcos una moneda
absoluta en el cielo ni siquiera nos compra ya nos hemos
vendido al rufián de la esquina
la moneda rodando en nuestras bocas
y nosotros profundamente
dormidos
por las calles nubes de hombres
discuten a ciegas el precio
de su alma
por las calles los coches devoran
los testículos de chiquillos desnudos
por las calles el vacío absoluto
se derrumbó la armazón de los edificios
pero el parque lo ignora allí los niños
cambian cromos de caracteres sexuales
primarios o secundarios la moneda
o vehemencia se desliza también
entre nubes de nácar clavada al azul
con chinchetas
dormitar en el parque
joder en el dormitorio de la casa de muñecas
con un avestruz aventura inútil
pero necesaria
escuchar hasta ensordecer el sonido
de los niños que juegan y proyectan
su orín sobre las constelaciones
sin ningún dolor en la próstata
construir con la arena un refugio
tras el cual espiar a las niñas
un chorro menudo desde las nalgas blancas
en el parque en la hierba sentados perforar
las paredes del museo con un gesto
de orgullo
perforar los corazones con el llanto
sincero de las viejas rameras
estudiar los detalles de la destrucción
necesaria
mientras tanto una mujer
resbala por la acera tuerce
no grita no corre eternamente se pierde
en la esquina
ignoramos su risa
el auténtico color de su pelo
y la nube se pierde hacia el mar
los anhelos son saciados con agua
de mar trágico error continuo
y los coches desde su velocidad devuelven
la luz del sol en reflejos menudos

II - la esperanza salva la angustia

“II”

la esperanza salva la angustia
sobre la arista algo dibuja un futuro
redondo como una nalga lasciva
la esperanza se apelotona en las tripas
te sube por la espalda y se extiende
hasta los trémulos dedos el corazón
inagotable trepida es la esperanza
desgarrando los vestidos promete
airear cada esquina a la humedad
de tus labios es la esperanza
el sueño libre de los testículos constreñidos
hechos minúsculas motas de polvo
nadie notará los anhelos en el disparadero
de tus ojos nadie marcará con un lápiz
rojo tu nombre en la guía de teléfonos
eres tan libre como los ciegos murciélagos
la esperanza salva la angustia
corre hasta la cita escondida y te encuentras
buscando la piedra que falta en la montaña
nadie te observa nadie te busca ni te ama
kilómetros de aridez te rodean ningún hombre
miras entonces arriba y te espía
un sólo ojo redondo y te ríes y le llamas
imbécil
la esperanza salva la angustia
guardas un misterio tan sólo uno
que hace sonreír a tu pene cuando te desnudas
has encontrado un lugar entrañable
saboreas la palabra
en la calle bajo el sol una mirada te sigue
y tú quisieras derrumbarte sobre ella
allí te espera tu secreto escondido
para cuando estés solo saboreas la esperanza
alguien te ama
ha llegado la hora de sacrificar todos los sueños
sobre un altar con dos torres y un ara
profunda donde horadas vehemente al fin
la esperanza salva la angustia
cómo ha llegado a pasear por el puerto
esta alma abollada
a tropezar en cada piedra y cada vano
a lanzar a las olas más lejanas
interminables miradas de rencor
a enfurecer atisbando
aquellas nubes remotas incendiadas
por el sol despreciando la más noble aspiración
de cada alma
escondida te espera
entre las hojas dormida
la más terrible esperanza
miras por la ventana indolente
vacío con el temblor aún del terror
revelado fatigado respiras esperando
recobrar la laxitud de la esperanza
miras por la ventana bajo el cielo
te mira redonda entrañable
se desliza suave una nalga lasciva

III - cuando en mis manos rey eterno os miro

“III”

cuando en mis manos rey eterno os miro
o tu voz suena he de salir volando
muy lejos tu corazón es una tapia
y estar junto a ti es allí hermoso
todo se inventa el principio y el fin llenas las bragas
de turgente confeti encarcelado
y las cebollas tiernas se iluminan
cuando en mis manos rey eterno os miro
no disimulo un tibio desengaño
tal vez tocadas las nalgas son suaves
y la aleatoria conjunción no mata
tu corazón es un ciervo o una estufa
y tus cabellos son hierba deleznable
salva el orgullo el triunfo de la causa
cuando en mis manos rey eterno os miro
tus ojos traducidos son grosellas
tu culo define una plaza de toros
tu ascensión vertical arrastra ánimos
hacia dorados vértices de aguja
estoy aplaudiendo
éste es mi amor por ti que nunca amo

IV - hubo que esperar mucho

“IV”

hubo que esperar mucho
para que el peche recibiese el bronco impacto
del viento para que los ojos no quisieran
cerrarse para que los dedos se aferraran
y te sostuvieran al fin
hubo que esperar mucho
para poder dejar un breve y mudo mensaje de amor
en su vientre desnudo
para izado por ti mismo alcanzar
las alturas del águila y escuchar
el silencio de las estrellas
hubo que esperar mucho
para despreciar la falsedad ubicua
y sacudir el polvo de las tierras bajas

V - sabes lo que quieres

“V”

sabes lo que quieres
escribir sin aceptar el esquema
decir quiero trasmitir tan sólo
el desprecio las palabras de muslos
redondos te seducen te sacan
la lengua deliciosa suavidad
encarnada pero yo amo
ya sólo las tapias desnudas
de los cementerios en las altas sierras
ya amo yo sólo los cuerpos
transparentes de los poetas
donde no se refleja el orgullo
que se refracta a abismos sin fondo
las palabras de muslos redondos
te acarician el pene y acabas
eyaculando al vacío un torrente
de palabras-amebas que escarben
con sus brazos en las almas bestiales
que atruenen y pueblen de ecos la tierra
palabras que apaguen de una vez
los ojos cerrados que destruyan
el desprecio que no huye a las cumbres
nevadas
palabras que aplasten todas las torres
de papel hasta ésta
no amo las voces sedientas
sudorosas quebradas que buscan
un palacio donde masturbar su agonía
porque eso mismo se estrella en tu piel
cada hora amo el grito
zumbón de las moscas que persiguen
una piel hasta morir aplastadas
en las cumbres nevadas agitas
las manos-estrellas y escuchas
como el viento pretende arrastrarte
piernas abiertas desfiguran
tu rostro los surcos que conducen el aire
en las cumbres nevadas tú eres
una garrapata chupando la sangre
a la tierra y el entorno desierto
suena como una voz que te llama
has subido hasta aquí y ha quedado
atrás
todo

VI - dos cuerpos dos sábanas girando

“VI”

dos cuerpos dos sábanas girando
sobre un vértice húmedo
la pálida dama de los juegos florales
ha dejado las bragas sobre la silla
es la calle un camión mete la segunda
y sitúa dos agujas en la esfera
del reloj ha muerto la tarde
cuatro piernas ahora caminan
para llegar a tiempo caminando
inventan el tiempo los escaparates
se iluminan unos hombres invaden
la calle los más fornican en alcobas
con las persianas bajadas la ciudad
ha inventado una época histórica juega
a inventar un destino inmutable
la ciudad de plástico tiene mil ventanas redondas
cerradas y mil vulvas cerradas
que son regadas tan sólo por lágrimas
la ciudad eleva sus torres como brazos
airados todo esto se ve bien desde la montaña
la ciudad interminable consume
mi ardor los edificios sujetan los hilos
que mueven mis pasos

VII - dos cuerpos dos sábanas girando

“VII”

hotel
me imagino la felicidad como un nido de escorpiones
yo solo llevo las maletas tú caminas delante
completamente atento a tu moño desnudo
nuestros ojos se pierden tras miradas de extraños
regreso que termina ante una mesa triste
o una puerta tirada por el peso en moneda
en un mundo vacío todo tiene su precio
regreso que otra vez comienza en un lavabo
donde alguien ensayó masturbaciones insólitas
los grifos sin pudor son testigos desnudos
intentaremos algo turbiamente romántico
dos burgueses cansados en la alcoba fornican
sin olvidar el hambre que nos llama a la cena
donde un mundo se insinúa cuando rompes un vaso
escaleras toc-toc escaleras te abrazo
san sebastián desnudo se ha sentado en su silla
y uno frente a otro reponemos las fuerzas

VIII en la calle el problema es el mismo

“VIII”

en la calle el problema es el mismo
quieres encontrar lo que todos han
perdido y caminas sin parar hasta
que te baña el sudor
una mirada la sombra del edificio
marcando la hora sobre el asfalto
una huida continua hacia oscuros
rincones no queda nadie por venir ya todo
se ha consumado la tarde inevitable
y los basureros recogiendo la esperanza
de este día uno más en tu carrera
envidiada
ya ni siquiera te escondes
mientras los pasos renquean va naciendo
otro mito que acabará también de una carcajada
en la ducha porque eres más rápido destruyendo
que construyendo no queda nadie
por venir salvo al fin
el silencio
con 1a mandíbula desencajada
en el corazón de la ciudad de los ropajes
la ciudad de las niñas de rosa atisbando
tras el cerco de arietes desnudos
jugando tu baza con sueño y diarrea
se consume ya el tiempo se deslíe
de ternura el cemento la ciudad
dando vueltas en torno a dos miradas
fundidas
de madrugada las calles se llenan de recuerdos
irrisorios el regreso al paisaje troquelado
en tu alma por las horas vacías
ya ni siquiera te escondes las nubes
son tu cita de autoridad en este reto
lo piensas sujetando la catedral
con los hombros

IX - súbitas montañas realidad

“IX”

súbitas montañas realidad
donde colgar el sombrero de un respingo
olvidas tu lengua materna hablas
un lenguaje de necesidades emotivas
ellas redondean provocativas su talle
algo excesivo y tú les metes mano
y bebes su orín en las fuentes
todo trepida mientras corres sobre ella
tú también eres un río siguiendo su piel
y en el mar encuentras tu cementerio
donde se agitan revueltos los equipajes
acaricias el horizonte ya no queda
ninguna muerte que intentar

X - lloras sobre la calle una música sombría

“X”

lloras sobre la calle una música sombría
mientras la tarde desnuda te requiebra en tus brazos
y se agita con la prisa de una amante inexperta
tu corazón ya no soporta bombear alquitrán
mientras lo asaltan sin cesar los más hermosos
ocasos valiente te incorporas
para salvar aún algo que mudo inexorable
va siendo digerido revienta la nostalgia
entre los dedos ínfimos bajo las chimeneas
la ciudad te destruye caminas hacia el mar
a tus pies ya postrado te saludan sus gestos
de adolescente tímido es un líquido infierno
que esconde la esperanza pero tú estás cansado
ya nada té recuerda la soledad creadora
revientas en la cárcel de los hombres-barrotes
la luna más que muda turbiamente te engaña
sobre el gris decorado esculpido en cemento
tú sin saber el nombre
de las sombras de seres que a tu lado deambulan
con su gesto de oye de está bien o de asombro
cuando al fin angustiado frente a frente los miras
ya nada te recuerda la soledad creadora
y echas tu cuerpo a rodar por las calles con rabia
encadenado al tedio soñando que el sol libre
de otra constelación sobre el mar se derrumba
mientras magas tinieblas se apoderan del cielo
soñando que un mar niño a tus pies
juguetea
ya nada te recuerda la soledad creadora

XI - un hombre ocioso agita tus manos

“XI”

un hombre ocioso agita tus manos
te permite hablar te dice que momento
es propicio un invasor satisfecho
y distante te dicta sus poemas
remiendas tu sueño sobre el trajín y piensas
no la locura es mejor la locura pero
tu invasor ya ha descubierto esa fuga
y te ordena apagar toda luz
tu invasor que coloca etiquetas
sobre cada sensación y maneja
un arsenal de recuerdos se ríe
cada momento con carcajadas sonoras
él conoce bien tu alegría y tus metas
y extiende de puntillas su soledad para que creas
que estás solo él es tu razón y cuando aprendas
a temerle y odiarle empezarás a estar vivo
si le pudieras matar la realidad sería tuya

XII - conmociona la calle una fiebre atildada

“XII”

conmociona la calle una fiebre atildada
grilletes fijan las esquemáticas pantorrillas
de los balcones cae una lluvia de espuma
que se incrusta y revienta dentro de los chalecos
barro sólo en las suelas de zapatos brillantes
una gota sobre el cuello tacones se despliega
una cruel consagración del silencio
dentro de mil cabezas vacías se dan la mano
la mañana y la tarde en un vaso de vino
corre el sol se codician las tetas
que saltando atraviesan la calle
corazones desnudándose la corbata es un pene
depredadores ciegos por el vino y la angustia
del asfalto mojado y los pasos distantes miradas
sin voz en el vínculo útil de la amistad
aleatoria una mano distribuye tabaco y se escucha
una música entre sordos clamores se vacía
la calle brillantina tras el rumbo familiar huyen
pantalones transparentes vacíos planteados
los idilios reclutadas las vaginas-mano y los penes­-
-zanahoria todo brilla en el mundo entrañable
de la calle de moda la elegancia respeta sus normas
más rígidas

XIII - puedes escuchar muchas voces rimadas

“XIII”

puedes escuchar muchas voces rimadas
al caer de la tarde te emplazan a estudiar
los milagros del día pero son sólo ecos
de grabaciones viejas ritornelo de nube
infinito en el ocio puedes escuchar
los falsetes litúrgicos entonando blasfemias
de graves sacerdotes con perfil acuñable
ellos hallan la clave de las grandes sequías
escarbando el útero de sus hembras estrechas
puedes escuchar truenos y relámpagos
que lanzan coléricos contra los espejos
cuando de regreso cruzas la floresta

XIV - dedicó muchas horas al estudio

“XIV”

dedicó muchas horas al estudio
de los ojos de las hormigas sintió
que tras la ciega armazón un ojo
le miraba todo estaba dispuesto
pero él no quería ser un profeta se apartó
de los círculos mundanos los ojos de caucho
y las lenguas de menta no era más
que un ermitaño ni siquiera quiso ser un poeta
pasaron siglos sobre su calva se amontonó
el silencio tú tal vez estás vivo pero nadie
acaricia tronos de belleza incalculable
ni sueña turbadoras cadencias tu destino
a pesar de todo es el silencio y has de huir
o estar callado antes de que te mate un adjetivo
una nube de hachís se apodere de tu pecho
o alguien desate un baúl de canciones olvidadas
entonces ni siquiera te dejarán ser un cero
a la izquierda al final del camino la belleza
no existe pero aún tienes en la mano un bolígrafo
y el sol espera en la tramoya su aparición
en escena

XV - ausencia

“XV”

ausencia
toda mi sangre por un poema-espejo
estrella rota en que riele la tarde
esto es obra de un tal francisco kafka
poema-armario en que tú te sientas cómoda
heredera universal del poema-testamento
tú siempre atildada de seda bilingüe
gesto que no encuentra hoy cobijo en el aire
un chasquido en tu morro divide la historia
a pesar de la risa en el poema-collado
toda mi sangre por un poema-espejo
donde no te conozco ni te hablo y te miro
quien debía presentarnos murió hace tres siglos
donde un sol soñado consume minutos
y tú eres el único poema encarnado

desolación
tú y yo
ni siquiera coincidimos
no sé si era un castillo deshabitado
el pánico no me dejó seguir
tu y yo
en la cama se marchitaban las violetas
absurdo como una lucha fingida
me pregunto dónde mirabas
mi reloj marcaba horas inexistentes
sobre el lecho con humedad de cuna
un huracán no unió vértices fijos
los gatos en los tejados comieron nuestras palabras
los dedos ignoraban el rapto de los labios
fracasaba
con la sencillez de un rompecabezas trucado
unos ojos son bellos si reflejan el mar
y son tan sólo un sol entre guijarros
pero fue siempre humano dibujar arabescos
tú y yo
ya tan sólo
milenario
desprecio

XVI - mar

“XVI”

mar
he llegado hasta ti anciano
tus ondas sacrifican los furores más íntimos
soy el cadáver móvil que acaricia tu fondo
ya no sé contemplar esa luz que me ciega
los ojos terminales deliran tu azul rápido
oh interminable tiempo de dicha ante ti mudo
apenas un despojo de luz en la neblina
noche sin ansiedad amor no contestado
silencioso dormir mi muerte entre tus piernas
flotar en tu regazo el nacimiento último
la construcción de un tiempo posible sin recuerdos
la luna sobre mí se desliza callada

XVII - Grumete

XVII

Grumete
tu oficio es sólo recordar o remendar
derrotas viles un todo de nostalgia
contagiar a las olas en tus párpados nuevas
de un indefenso abismo estrellarte
contra escollos distantes eres joven
tu oficio en la cubierta y a las órdenes
es reparar el tiempo sustituirlo
por vómitos de hiel la sal y el tedio
sobre la mar tan solo tu oficio es el silencio
orgasmos contrapuestos sobre sal y distancia
descubrir los rebaños de cabras en las olas
de todo esto nada han escrito todavía

XVIII - uno

“XVIII”

uno
caricia o el aire
uno
graznido una curva dos un mundo acaso
uno
cerrando los ojos aún acosando luz remota
silencio un arco tenso
las alas
disparados los ojos
complicado vaivén del enjambre de músculos
al encuentro
sólo en las garras
se despliega te ahoga

ATARDECER SERENO INTERMINABLE

pájaro sobre el mar