Primera versión en Rebelión el 21 de abril de 2007

Nikolái Ivánovich Bujarin (1888-1938), protagonista y víctima de la Revolución rusa, entretuvo los últimos meses de su vida en prisión elaborando diversos libros entre los que se incluye una autobiografía que quedó incompleta a su muerte. Éste texto, en una traducción de Rubén Darío Flórez Arcila, viene a sumarse ahora a las obras de este autor disponibles en castellano, que tratan en general sobre política y economía. La novela nos relata los primeros años de la vida de Bujarin, que transcurren sobre todo en su Moscú natal y en Besarabia, en la frontera con Rumanía, donde su familia vivió algún tiempo, y conocemos en ella a su padre, un maestro de escuela culto y bromista reconvertido después en funcionario, y a toda su familia y amigos. El tono realista de la narración retrata a la perfección la existencia cotidiana de aquella clase de modestos funcionarios en la Rusia que veía nacer el siglo XX, pero muestra también la difícil vida del pueblo ruso en la misma época, la miseria de las aldeas, la corrupción de la burocracia y el desprecio de las minorías étnicas, con lo que todo un cuadro verídico y demoledor de la Rusia de aquel tiempo se dibuja ante nosotros. A pesar de esto, el interés principal del relato se centra en su protagonista, Kolia Petrov, alter ego de Bujarin, un muchacho al que desde muy joven apasionan la naturaleza y todos sus seres. El libro nos revela su vida e ilusiones de niño, sus estudios y el despertar de sus aficiones, el madurar de su personalidad y también su toma de conciencia política hasta que la narración se ve bruscamente interrumpida.

Tras su arresto en 1937, Bujarin fue encausado en el juicio de los veintiuno, fase final de los procesos de Moscú que sirvieron a Stalin para la eliminación política, y en bastantes casos física, de los protagonistas principales de la revolución. Recrear los años de su infancia y juventud supuso sin duda para él una evasión en aquellos momentos difíciles en los que estaba en juego no sólo su destino, sino también el de la obra de transformación social a la que había dedicado su vida. Hoy día, esas mismas páginas dibujan para nosotros un retrato de una época crucial de la historia rusa, al tiempo que nos acercan al hombre que fue Nikolái Bujarin.