Primera versión en Rebelión el 27 de julio de 2022

Son bien conocidos los esfuerzos que se están haciendo en diversas áreas del Kurdistán para construir una sociedad autogestionada. Tal vez los logros que se han alcanzado en Rojava, región que forma parte del estado sirio, son los más divulgados, pero fue en Bakur, integrada en Turquía, donde el movimiento echó a andar y cristalizaron primero las propuestas desarrolladas en las demás provincias. Otra característica esencial de Bakur es la intensa represión de los intentos transformadores por el gobierno de Ankara. Todos estos aspectos rubrican el interés extraordinario de lo que allí está ocurriendo y la necesidad de darlo a conocer.

Amanecer de resistencia. La autonomía democrática en Bakur recoge las experiencias de diez activistas alemanes ligados a la campaña Tatort Kurdistán (Kurdistán, escena del crimen), que visitaron Bakur durante diez días en 2011, realizando encuentros y entrevistas por toda la región. El original alemán del texto apareció el año siguiente y en 2020 ha sido vertido al castellano por Descontrol. El prólogo de Jordi Martí Font que se ha incorporado sintetiza las aportaciones del libro y pone de manifiesto cómo los escenarios descritos, marcados ya por la intensidad de la represión, sufrieron un brutal incremento de ésta en los años siguientes. Debido a ello, los datos que se presentan en la obra no reflejan, lamentablemente, la situación actual, aunque muestran fielmente la sociedad que se estaba construyendo hace ahora una década y capturan así la foto fija de un momento en la larga lucha por la emancipación. La edición se completa con un glosario, gráficos y mapas.

La trabajosa construcción de un mundo nuevo

Reflexiones sobre el fracaso del socialismo real llevaron a Abdullah Öcalan (1949), líder del PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán), a ensayar una alternativa con el confederalismo democrático, que se nutre de las ideas del norteamericano Murray Bookchin. Fue así como el movimiento kurdo de liberación sustituyó su estrategia leninista de “toma del poder” por una vanguardia, por otra de autoorganización y democracia de base, al tiempo que se abandonaba la perspectiva de “liberación nacional” y se asumían plenamente las reivindicaciones ecologistas y de lucha contra las discriminaciones de género.

Un avance importante fue la fundación en 2005 del Congreso de la Sociedad Democrática (DTK), agrupando activistas de diversos partidos y tendencias en un proyecto con tres elementos esenciales: una asamblea general, un consejo permanente con áreas de trabajo y consejos municipales. En los distintos niveles existe una cuota de género, con un mínimo del 40 %, para que no haya un predominio de hombres o mujeres.

La base es una densa red democrática que se extiende por la geografía de Bakur. Entrevistas a miembros de los consejos de Amed (Diyarbakir) y otras ciudades revelan el funcionamiento y coordinación a todas las escalas, de la calle al distrito y el municipio, para gestionar educación, cultura, salud, prensa y relaciones públicas. Se han desarrollado además cooperativas agrícolas, ganaderas, de artesanía y de construcción de viviendas.

Aunque encontramos a militantes del DTK al frente de ayuntamientos constituidos por los procedimientos legales, la que se describe es una organización global que sustituye al estado, de forma que la gente acude a ella y no a las instituciones de éste para resolver sus dificultades. También operan consejos de mujeres y jóvenes que abordan sus problemas particulares, como la poligamia, la violencia doméstica o la drogadicción, promovida desde el poder. Otra asociación específica son las Madres por la Paz, que tratan de detener las acciones militares y la represión del movimiento democrático, llegando a interponerse como escudos humanos. La Hiedra gestiona un banco de alimentos para luchar contra el hambre, resultado de la guerra y los abusos. Funcionan además grupos de apoyo a la población reclusa.

Se aportan datos sobre las salvajes coacciones sufridas: demolición de aldeas y reubicación en ciudades, destrucción de locales y detención de activistas, recurriéndose incluso a paramilitares para los ataques más brutales. Las autoridades municipales que apuestan por proyectos multiculturales y multilinguísticos desafían el limitado poder de los ayuntamientos en el régimen centralizado impuesto en el país, con lo que acaban procesadas y encarceladas. Se percibe un tira y afloja continuo entre la violencia del estado y la resistencia de los kurdos, embarcados en un intento de preservar su cultura, construyendo a la vez una sociedad más justa y solidaria.

Juventud, relaciones de género, educación y más

Diversos capítulos están dedicados a aspectos concretos, como el pujante movimiento de los jóvenes, que augura la pervivencia de la lucha. Las cooperativas de mujeres rompen el esquema tradicional de reclusión doméstica y subordinación total a los varones, a través del acceso a un salario y una vida social autónoma. Sin embargo, esto implica una delicada labor de discusión y concienciación, porque muchas enfrentan oposición en sus propias familias. El Movimiento Democrático de Mujeres Libres tiene un papel fundamental, promoviendo el trabajo y la instrucción, especialmente de las más desfavorecidas. En estos capítulos seguimos comprobando que la represión y las detenciones son una tragedia continua en el país.

El DTK defiende una perspectiva ecológica y coordina por ello las luchas locales contra la explotación y destrucción del medio natural por la guerra, las presas o la extracción de recursos. Trabajando en esta línea funciona el Movimiento Ecologista de Mesopotamia, recién nacido cuando se entrevistó a algunos de sus promotores en 2011. Éstos ponen énfasis en que son las ciudades las áreas más problemáticas y en ellas proponen combatir el despilfarro de energía y apostar por el transporte público y los productos generados en áreas próximas, así como por evitar los transgénicos. Los planes de construir centrales nucleares reciben amplias críticas, pero contra otros proyectos nocivos es necesario informar de sus efectos a la población local. Un problema particular en todo el Kurdistán son los rastros de la guerra, en la que en ocasiones se usaron armas químicas.

Una educación que ayude a romper con la estructura y la mentalidad feudales y las discriminaciones de género resulta evidentemente esencial. Numerosas academias, creadas desde 2005 y objeto también de acoso, trabajan para divulgar la lengua y la historia de los kurdos y alumbrar un pensamiento igualitario y solidario, más allá del individualismo y consumismo capitalistas. Respecto al Islam, se reivindica la perspectiva de personajes de su historia que se enfrentaron a los poderosos, y se trata de elaborar una suerte de teología de la liberación. El objetivo final es que los ojos se abran a la posibilidad de una sociedad libre y auténticamente democrática, sin la coerción del estado ni de esquemas dogmáticos religiosos o de género.

Lecciones de coraje y resistencia

En este tiempo en que Turquía es una potencia mundial que chantajea y se impone en los tableros internacionales, es importante conocer de qué manera su gobierno vulnera los derechos más elementales de los kurdos. Y es también esencial saber que esta represión se ejerce sobre un movimiento que pretende sólo organizar la sociedad de forma autogestionada y respetuosa con las identidades culturales de todos los ciudadanos.

Un aspecto significativo de esta violencia estatal es la lamentable situación del ideólogo del DTK, Abdullah Öcalan, detenido en Kenia por los servicios secretos turcos con ayuda de la CIA en 1999, y condenado a muerte en un juicio irregular según el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La pena fue conmutada luego por otra de reclusión perpetua que se cumple, prácticamente en condiciones de aislamiento, en la isla de İmralı en el Mar de Mármara,

Amanecer de resistencia. La autonomía democrática en Bakur, labor colectiva de activistas alemanes de Tatort Kurdistán, evidencia a través de la plétora de testimonios recogidos en 2011 la enorme dignidad y coherencia de una lucha que no quieren que conozcamos, y nos aporta argumentos para la solidaridad necesaria. La deriva posterior de los acontecimientos puede seguirse en los documentales: La batalla d’Amed, viatge al Kurdistan assetjat, encargado por la CUP (2016) y El sol del Nord. Construint l’autonomía a Bakur, de Ivardia (2018).