Primera versión en Rebelión el 2 de julio de 2019

A finales de septiembre de 1919, con su triunfo en Peregónovka los majnovistas consiguieron sembrar el terror en la retaguardia del Ejército voluntario de Antón Denikin y marcar un cambio de tendencia en la guerra civil rusa. A partir de ese momento y hasta finales de ese año, contemplamos su proyecto revolucionario en su máximo desarrollo, extendido por una amplia zona de Ucrania oriental. Sin embargo, como vamos a ver, el impulso constructivo va a encontrarse otra vez en esta ocasión con graves dificultades, porque este territorio es ambicionado tanto por los blancos, que instalados en Crimea no tardarán en recuperarse, como por los rojos.

Fieles a su modelo autogestionario de funcionamiento, los revolucionarios celebran varios congresos en los últimos meses de 1919. Éstos están dedicados principalmente a la organización del ejército, que por entonces llega a alcanzar los 80 000 combatientes. Se imponen fuertes impuestos a la burguesía y los bancos, y el dinero obtenido se destina a fines sociales, como hospitales, y se distribuye a las clases empobrecidas para atender a sus necesidades. Se estimula un movimiento de formación de soviets libres que tomen el control de la tierra, mediante comunas agrícolas, así como de las industrias, y que se organicen para modelar completamente la vida económica, pero al mismo tiempo se garantiza la libertad de asociación y expresión para todos los socialistas.

Los problemas, sin embargo, no se hacen esperar. La penosa epidemia de tifus que se extiende por la región, y mantiene a Néstor Majnó varios días entre la vida y la muerte, hace que para finales de diciembre el número de combatientes majnovistas quede muy mermado. Los primeros contactos con las unidades bolcheviques que llegan son amistosos, pero ya el 8 de enero, los insurgentes reciben la orden de acudir al frente polaco a luchar encuadrados en el Ejército rojo. Declaraciones de los propios mandos de éste en aquellos momentos indican que con esta orden se buscaba sólo la disculpa para una campaña de exterminio. De hecho, había llegado ya a los destacamentos una instrucción secreta con fecha 4 de enero ordenando el desarme de la población y la liquidación de las “bandas majnovistas”. Rápidamente los que tanto contribuyeron a salvar la Unión Soviética se han convertido en una pandilla de delincuentes.

Enero a agosto de 1920: represión bolchevique

En el mes de enero comienza la represión de los majnovistas. Las tropas escogidas para ejecutarla están constituidas esencialmente por bálticos y asiáticos, que en muchos casos apenas hablaban ruso o ucraniano. Saveli, hermano de Néstor, es asesinado sólo por su parentesco con él. Piotr Arshínov nos habla de 200 000 víctimas esta vez, entre muertos y mutilados, y de otros tantos deportados. No obstante, en los meses que siguen los insurgentes llevan a cabo una guerra de guerrillas desesperada contra las unidades bolcheviques que tratan de controlar la zona, requisadores y chekistas. N. A. Yefímov, oficial de alto rango por entonces en el Ejército rojo, describe en sus memorias las malas expectativas que percibía en esta lucha para su bando, enfrentado a una insurgencia que contaba con el apoyo de los campesinos.

Entre mayo y julio, los majnovistas, organizados ya en dos contingentes que suman 4000 combatientes, consiguen importantes éxitos militares. Realmente parece que el coraje que se impuso en Peregónovka va en breve a doblegar también a los bolcheviques. Paralelamente a estos éxitos, hay una intensa labor de propaganda, a la que ayuda no poco que todo lo que es incautado a los requisadores se distribuya gratuitamente a la población. Frente a la política de aniquilación practicada por los rojos, los majnovistas dejan en libertad a los soldados detenidos, que muchas veces optan por unirse a ellos. Lo mismo llegan a hacer regimientos enteros, como el caso documentado del 522. En septiembre, se calcula que son ya 35 000 los que luchan por los soviets libres.

Mientras tanto, el movimiento blanco se ha reorganizado en Crimea y el varón Piotr Wrangel ha asumido el mando en el mes de abril. Observando lo que ocurre en Ucrania, su sueño húmedo es una alianza con los majnovistas que tan contundentemente están tratando a los bolcheviques. Sin embargo, los emisarios que sucesivamente envía con propuestas, el último de ellos un coronel, son fusilados sobre la marcha. Los rojos por su parte, pasan en junio de urdir planes para asesinar a Majnó a intentos de acercamiento que culminan en agosto con una oferta formal de colaboración. Ésta es discutida en el Soviet de Insurgentes Revolucionarios sin que se logre un acuerdo, pero a continuación una asamblea general convocada al efecto vota tras un largo debate por aceptarla. Considerando la alcanzada a comienzos de 1919, ésta resulta ser la segunda entre los majnovistas y el Ejército rojo.

Septiembre a noviembre de 1920: Segunda alianza con los bolcheviques y lucha contra Wrangel

El pacto se firma el 30 de septiembre y ya el 23 de octubre, los majnovistas ya se hacen con Aleksándrovsk. En dos semanas liberan la orilla izquierda del Dniéper y llegan hasta el istmo de Crimea. En el mes de noviembre, los dos mil hombres que comanda Semión Karetnik resultan esenciales para expulsar a Wrangel de la península. El varón, de todas formas, logra salvar gran parte de sus tropas, y cien mil combatientes embarcan en los días siguientes desde distintos puertos. Muchos otros sin embargo, probablemente los menos involucrados en los crímenes de su siniestro ejército, deciden aceptar la generosa amnistía ofrecida por las autoridades soviéticas. Éstos fueron masacrados sin contemplaciones en breve: ametrallados en masa y ahogados en barcazas en el mar Negro; el número de víctimas osciló en esta ocasión entre 13 000 y 50 000 según diversas fuentes.

Noviembre de 1920 a agosto de 1921: Los bolcheviques terminan el trabajo

Los majnovistas no se hacen muchas ilusiones para el futuro, ya que saben que el punto de la alianza que hablaba de concederles cierta autonomía no fue al final ratificado en Moscú, pero cargados de razón esperan que sea posible algún tipo de acuerdo. Es por esto que la rapidez y brutalidad de la represión desencadenada contra ellos tras la derrota de Wrangel no deja de sorprenderlos. El 26 de noviembre, el Ejército rojo ataca Guliaipole de improviso con un insólito despliegue de fuerzas. Néstor Majnó consigue escabullirse y en seguida reagrupa varias unidades insurgentes a las que se unen soldados rojos asqueados de la misión que se les ha encomendado. A los pocos días, se recaptura la ciudad.

En Crimea mientras tanto, según una versión, Semión Karetnik y su estado mayor son convocados a una supuesta reunión en Guliaipole y asesinados por el camino. Según otra, el bravo comandante perece en combate cuando sus tropas, rodeadas, son atacadas y diezmadas. No obstante, un grupo de unos 4 000 se las arregla para escapar del cerco, probablemente ayudados por la pasividad de muchos bolcheviques de a pie que no comprenden que se trate así a los esforzados y leales revolucionarios que acaban de ser decisivos en el descalabro de los blancos. Perseguidos y acosados por fuerzas muy superiores, 300 supervivientes logran unirse cerca de Guliaipole al contingente principal que dirige Néstor Majnó.  

La historiografía soviética se esfuerza en culpabilizar a los majnovistas de la ruptura del acuerdo, pero los hechos son tercos y el testimonio en sus memorias de Marcel Ollivier, un comunista francés que visitaba la zona en aquel momento, evidencia la magnitud de la felonía. Desde el Kremlin no pueden tolerar que alguien pretenda organizar su propia vida y no obedezca sus órdenes sin rechistar. El Ejército rojo despliega 150 000 hombres para exterminar a unos pocos miles de supervivientes majnovistas que ya no esperan nada y están preparados para seguir a sus hermanos, apostándolo todo a una carta, espoleados por la razón y la furia.

La estrategia de Mijaíl Frunze, que dirige las operaciones del Ejército rojo contra el Batko, es acorralar a los insurgentes hacia el mar de Azov para acabar allí con ellos, pero esto no significa nada ante la astucia y la determinación de combatientes capaces de atacar de improviso, aniquilar a fuerzas muy superiores y desaparecer, tragados por la estepa. El 14 de diciembre derrotan a dos divisiones, y a los 20 000 hombres capturados les explican la situación en un mitin y les propone que se unan a ellos; los que no aceptan son enviados desarmados a casa.

La extrema movilidad, genialidad táctica y caballerosidad de los insurgentes con las tropas capturadas (no así con oficiales, comisarios y chekistas, que son fusilados) es consignada por algunos oficiales soviéticos que dirigieron operaciones contra ellos. Semión Budionni por su parte, reconoce en sus memorias la reluctancia de los mandos bolcheviques a combatir a los majnovistas, lo que en ocasiones obligó a fusilar a los renuentes. Un caso interesante es el del comandante del Ejército rojo Grigori Maslakov, que en febrero de 1921 se pasó a los libertarios con su brigada completa, aceptando con coraje un honroso destino de persecución y muerte.

A finales de diciembre los insurgentes, conscientes de su inferioridad en la lucha abierta, deciden dividirse en varios destacamentos que actúen independientemente. Así, Néstor Majnó se dirige al norte con 2000 hombres y cruza el Dniéper. En el corazón del invierno y acosado por fuerzas superiores recorre Ucrania entera hasta que en Bélgorod, en territorio ruso, consigue desembarazarse de ellas a finales de enero.

En marzo, con los marineros de Kronstadt también defendiendo sus libertades, unidades insurgentes llegan hasta el Don y el Kubán, a Járkiv y a Vorónezh para tratar de extender la llama de la lucha por los soviets libres. Néstor Majnó que permanece en la región de Melitópol, es herido varias veces y en una ocasión sólo escapa de un cerco cuando los miembros de un grupo de elite de ametralladoras sacrifican sus vidas para que lo consiga. En mayo, los libertarios reagrupados realizan un intento de tomar Járkiv, pero luego deben volver a separarse.

Acosado sin tregua, el Batko es informado en junio de la muerte en combate de Fiódor Schuss. Los más próximos a él van desapareciendo implacablemente y el mismo está herido, pero en esas semanas todavía es capaz de alcanzar con su destacamento en dos ocasiones la Rusia central. Por fin, en agosto se decide que abandone Ucrania temporalmente para reponerse. Le acompañan su esposa y un centenar de insurgentes. Tratan de llegar a Polonia, pero son obligados a desviarse hacia Rumanía donde se les interna en un campo. Al mando de Víktor Belash, los majnovistas continúan la lucha hasta el otoño de 1921 en que la mayor parte de ellos son capturados.

 

Documentación utilizada:

Nestor Makhno-Anarchy’s cossack. The struggle for free soviets in the Ukraine (1917-1921) de A. Skirda (2004).

The anarchism of Nestor Makhno (1918-1921) de Michael Palij (1976).

La revolución desconocida de Volin (1947).

Historia del movimiento majnovista de Piotr A. Arshínov (1924).